"Es un trabajo importante, el de autoconocimiento, y la sola manera de sanar nuestra herida cultural. La idea es que los guatemaltecos aprendamos a ser lo que somos de un modo consciente. Actualmente no somos lo que somos, o lo somos de un modo superficial, sin duda patológico, pobremente soberanista. Equivale a decir que nuestros potenciales no han sido debidamente explorados y liberados.
El primero paso consiste en reconocer nuestras propensiones profundas. De esas mismas disposiciones se desprenderá acaso una axiología de veras nuestra –una colección interpersonal de principios organizadores– que nos permita actualizar el proyecto común. Llegado el momento podríamos incluso aventurar –humildad de por medio– una definición nacional abierta, y preguntarnos cuál es de verdad nuestro propósito compartido y cuáles las mejores estrategias para derivarlo."